lunes, 12 de mayo de 2008

De Reinas y Princesas

Las reinas son casi casi una extensión divina. Disfrutan de esa divinidad y hacen uso de ella con gran egoismo. Van por la vida restregandole a la plebe su corona y hacen gala de su corte. Aunque todas la envidien, nadie se atreve a hablar de la reina. Todo acto contra ella puede devenir en una expulsión de la corte. Los plebeyos por su parte temen perder sus cabezas si hablan mal de ella, además no se atreven ni conocen argumento alguno para poner en duda su reinado. Nadie es capaz de amenazar su trono. Blande su cabellera como una espada en todo los ambitos, escuela, club, universidad y aunque se le ve muy poco por plazas y en menesteres del pueblo, basta su aparición para dejar en claro quien es la reina. Sólo un ser amenaza a la reina, un ser cuya inocencia no le permite tomar conciencia de ese poder. La princesa. Esta reparará que tiene ese poder cuando este mayor . Mientras la princesita haga honor al diminutivo, todo en el reino andará bien.

Las reinas siempre lucen tácita corona otorgada por la multitud o por los reyes y reinas de otras comarcas. El pueblo la aclama, la busca, la espera. Dios salve a la reina. A su paso, por donde vaya levanta cabezas, origina celos y por ende peleas y rompe parejas sólo con una mirada. La Reina sabe lo que tiene y casi siempre reclama Rey de caracteristicas similares o una billetera a la altura de la corona. Su reinado se extiende una primavera larga, una fantástica primavera que dura algunos años, lo normal entre una generación y la otra. Ahi es donde aparece princesa. La reina ya la ha visto algunas veces en algún almuerzo, en el club o en alguna foto. Aquella niña de cabello hermoso a la que todos ensalsan con el criollisimo "esta niña va a ser linda". A la reina, por supuesto, en ese momento le duele la partida de nacimiento y trata de olvidarse que la vida avanza y los años llegan, pero sobre todo trata de olvidar en 5 segundos que no hace mucho a ella le decian lo mismo.

La princesa, inocencia candorosa de 12 o 13 años, es aun lindis, simplemente lindis. Pero ha empezado a darse cuenta ya de algunas ventajas que le trae tomarse en serio la elección por ejemplo, del color en el atuendo. Ha empezado a descubrir miradas sofocantes de algún plebeyo o cortesano mayor, ha empezado a tomar conciencia de un poder que se acrecentará con los años y llegará a su cuspide en algunos mas, no muchos. Pero aunque la princesa es aun eso, una princesa pasarán los años, unos pocos y la inocencia desaparecerá. Y no aquella que facilmente se va con la adolesencia, si no mas bien aquella que elabora maquiavélicos planes y que no tiene nada que ver con el cuerpo, si no más bien con la mente. La princesa se dará cuenta una vez desarrollada esa virtud, que tiene que vencer una batalla para tomar el trono y no tardará en encontrar oportunidad para tomar la corona.

Pasados lo años, la hora ha llegado, la princesa tiene todo listo, le toma menos tiempo el espejo, el entalle del atuendo no la retresa. Por el contrario en su castillo la actual reina lucha con una talle o simplemente el tiempo y las obligaciones no la dejan, confia en su corte para salir. Un baquete de sábado es el campo elegido, la corte espera, la reina ha tomado su lugar. El banquete es ofrecido por la madre de una amiga de su majestad, la amistad parte a londres para hacer una mestria. Plebeyos y corte se reunen y admiran a la reina de lejos. Ella, la soberana, disfruta con las madres de sus amigas y estas de un ritual que durará hasta que las madres se retiren y quedará la corte a cargo de inicar la gala. Entre risas se luce la reina, entre adulaciones se incha de orgullo, vigila la entrada y vigila a su rey.

Un barullo se armado entre el pueblo próximo a la puerta. La princesa a arrivado y a su paso deja flores en el viento inventadas por el pueblo, algunos caballeros o sinceras plebeyas: "Hace tiempo no la veia" " Como a crecido esta niña" "ya es toda una mujer la bebe". La flores se lanzan al aire y la princesa las corta con su cabello. La reina y su corte ahodan minuciosamente en su atuendo, en la naturalidad de sus atributos y finalmente dan su veredicto: "esta mocosa que se cree". La princesa sigue adueñandose del ambiente a su paso y obviamente es conciente de esto. Se prepara para la estocada final, tiene afilada la espada. Conoce a la agasajada y ese es su camino, vuelve la mirada hacia aquella mesa y empieza su cabalgata a la gloria. Se ha acercado y empieza a saludar una por una a las señoras y entre ellas a las cortesanas de la reina. El silencio se hace evidente cuando extiende su mano y cruza mirada con la reina, el pueblo está paralizado, la reina y la princesa estan frente a frente. No hay tiempo para comparaciones, el viento se ha detenido. La princesa no deja de sonreir y mirando fijamente a la reina le dice: "Como está señora, gusto de verla" suajjjjjjj hay sangre en el mantel, el pueblo ha escuchado bien, el tajo ha sido certero "... señora" es un eco "señora..." rueda la cabeza de la reina, "señora" le ha llamado "ssseñora". La nueva reina se aleja e inmaginables palmas y olivos la ven pasar. Ella es la nueva reina, le ha arrancado despiadadamente la corona y el reino, ha sido sangriento. La belleza ha perdido, la princesa quemó el último resquicio de su inocencia en ese malevolo acto.

Mas alla del banquete, cerca de las flores, corre tras las mariposas una linda criatura de 5 años. Alguien que pasa por ahi, se detiene en una reflexión: "Que linda va a ser esta chiquita cuando sea grande" A 50 metros de ahi la nueva reina siente algo frio en la nuca, nunca sabrá que fue.

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